sábado, 1 de agosto de 2009

El recado

Tengo que hacer un recado.

Es un recado importante, muy importante, diría incluso decisivo. Llevo días queriendo hacer un recado, un recado insoslayable, podría muy bien llamarlo El Recado.

Evidentemente, tengo otros recados que hacer. Pero no puedo dedicarme a ellos hasta concluir El Recado. Debería hacer La Declaración de la Renta. Pero no antes de hacer El Recado. Debería Llamar a Mi Madre, pero qué le voy a decir si aún no he hecho El Recado. Debería hacer el Amor Con Marisa, un par de veces al menos, pero no podría concentrarme sin haber hecho El Recado. Hace días que no como nada, pero no hay tiempo que perder, debo hacer cuanto antes El Recado.

No me queda otra salida. Tengo que posponer la Declaración de la Renta, posponer la Llamada a Mi Madre, posponer el Amor Hecho y Derecho, posponer la Alimentación, posponer el Pis y la Caca, posponer el Placer, posponer el Dolor, posponer la Respiración, posponer la Vida. Pero no puedo posponer nada antes de tener hecho El Recado. Ni siquiera puedo posponer la Posposición hasta ese momento.